Te vi. El viernes por la noche y el minuto que me saludaste volvieron a revolotear aquellas mariposas que se durmieron cuando terminamos. Mi estomago se apretó como aquella vez que nos dimos nuestro primer beso.
Y cuando te fuiste como si yo no hubiera sido nadie importante en tu vida; las mariposas se volvieron a dormir a esperar verte nuevamente para que vuelvan a revolotear algún día...
No hay comentarios:
Publicar un comentario